lunes, febrero 09, 2009

recargado


Necesitaba alejarme un poco, cambiar el sonido de los autos, por el de las olas y el olor de humo, por el de la sal, estaba oxidado y sin energias y ahora me siento tan bien…
La verdad es que necesito cosas tan sencillas para ser feliz y tener paz, como el mar y un abraso…como el aire limpio y el calor de su cuerpo.
Paso unos días lejos de la ciudad, buscando mi pequeño rincón en la tierra, donde solo existe el matrimonio entre el mar y el cielo…y allá me escondo, dejo de ser yo y vuelvo a ser polvo en la tierra. Todo esta bien, y mi mayor preocupación es la temperatura del agua, que tan caliente puede estar el café en el desayuno.
Siento nostalgia, porque mi cuerpo esta aquí, pero mi alma nunca se separo de ese lugar, y sobre todo de la sensación de paz que existe en ese lugar.
Necesito cosas tan pequeñas para existir, que doy gracias al Dios del cual siempre dudo, porque para tenerlas no necesito nada material ni mejorar mi condición física, solo es, como me dijo un amigo hace ya un tiempo “si quieres algo y crees que te lo mereces, levántate y búscalo”.
Ahora estoy aquí, nuevamente, un poco mareado por el viaje de regreso, el estomago revuelto, mis hombros rojos del sol y mi corazón apuñalado por la nostalgia, esperando que mi mente logre adaptarse a esta vieja y acostumbrada realidad agitada, tan distante a que experimente los últimos días.
Estoy recargado, estoy tranquilo, a pesar de que tengo mil y un compromisos por cumplir, creo que ahora tengo las energias positivas para lograrlo de la mejor forma…